lunes, 21 de julio de 2008

EL ALPINISTA


Desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía, después de años de preparación, quería la gloria para el solo, por tanto decidió subir sin compañeros.

Subiendo se le hizo tarde, pero no se preparó para acampar. Siguió subiendo decidido a llegar a la cima, y le oscureció. La noche cayó con gran rapidez en lo alto de la montaña, no se veía absolutamente nada, todo estaba negro, ninguna visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

En un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló . . . caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de ser absorvido por la grabedad.

Seguía cayendo . . . la angustia era cada vez mayor, en ese instante se le pasaron por la mente gratos, y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir.

De repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos . . . como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar: "Por favor

ayudenme . . . " De repente una voz grave, como salida de la nada contestó: ¿ Que quieres que haga ? "Sálveme" ¿ Realmente crees que pueda salvarte ? " Por supuesto "


" Entonces, suelta la cuerda que te sostiene . . . "


Se hizo el silencio . . .

El hombre quedó inmovil, se aferró aún más a la cuerda y reflexionó . . .


Cuentan . . . el equipo de rescate, que al día siguiente encontraron a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza a una cuerda . . . a dos metros del suelo . . . ¿ y tu ? ¿Que tan confiado estas de tu cuerda ? ¿ Por qué no la sueltas ?.





lunes, 7 de julio de 2008

EL ARBOL CONFUNDIDO


En algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo . . .

Había . . . un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos muy felices.

Excepto un árbol que estaba profundamente triste. El pobre tenía un problema: ¡No sabía quién era.!

Te falta concentración, le decía el manzano:

"Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¿ves que fácil es?"

"No lo escuches", exigía el rosal. "Es más sencillo tener rosas ¿Ves que bellas son? y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: " No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo que el de otros muchísimos seres de la Tierra. Yo te daré la solución . . . No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo, conócete . . . y para lograrlo, escucha tu voz interior. " Y dicho esto, el búho desapareció.

"¿Mi voz interior? . . . ¿Ser yo mismo? . . . ¿Conocerme? . . . " Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y tapándose los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior que le decía:

"Tú jamás darás manzanas, porque no eres un manzano. Ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal. Tú eres un roble, y tu destino es crecer grande y magestuoso , dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje . . .

Tienes una misión. ¡ Cúmplela !

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el árbol fue completamente feliz.


Yo me pregunto al mirar a mi alrededor, ¿ Cúantos serán robles que no se permiten asi mismos crecer ? . . . ¿ Cúantos serán rosales que por miedo al reto sólo dan espinas ? . . . ¿ Cúantos naranjos que no saben florecer ?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir y un espacio que llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser.


¡ No lo olvides!